LA SEVILLA DESAPARECIDA: Murallas de Sevilla (Angela, no cambiar)

 

LA SEVILLA DESAPARECIDA

 







 

Las murallas de Sevilla: puertas y postigos



INDICE

1.- Murallas de Sevilla, las distintas épocas por las que pasó: Romana, musulmana, reconquista.

2.- Puertas y Postigos en Sevilla

3.- Puerta de Jerez

4.- Arquillo de la Plata o Puerta de la Victoria

5.- Postigo del Carbón

6.- Postigo del Aceite

7.- Puerta del Arenal

8.- Puerta de Triana

9.- Puerta Real

10.- Puerta de San Juan

11.- Puerta de la barqueta

12.- Postigo de San Antonio

13.- Postigo de la Basura

14.- Puerta Macarena

14.- Postigo del Cuco

15.- Puerta de Córdoba 

16.- Puerta del Sol

17.- Puerta Osario

18.-  Puerta Carmona

19.- Postigo del Jabón

20.- Puerta de la Carne

21.- Postigo del Alcázar

22.- Puerta San Fernando

23.- Tramos de la Muralla aún existentes


1.- Murallas de Sevilla, las distintas épocas por las que pasó: Romana, musulmana, reconquista.

La muralla nunca tuvo el mismo aspecto ni la misma longitud por lo que vamos a ver por las distintas etapas que pasó:

El imperio romano – Su construcción

 Es en la Hispalis romana cuando se comienza a construir las murallas entre los años 68 y 65 antes de Cristo. En esta época romana estará Julio Cesar de Cuestor de Sevilla [Magistrado de la antigua Roma que se encargaba de la administración del erario público y de la recaudación de impuestos) . Esta nueva edificación tuvo como fin el de reemplazar la antigua empalizada cartaginesa de troncos y barro, cuya longitud perimetral era de escasamente 4 kilómetros, siendo ampliadas y perfeccionadas durante el imperio de su hijo César Augusto debido al crecimiento de la ciudad; estaban protegidas por torreones ciclópeos. Durante la época romana la ciudad de Hispalis se asentara sobre la antigua población nativa y cambiara la empalizada que defendía la ciudad durante la denominación Cartaginense .

Los restos de materiales empleados sólo son identificables en el material reutilizado en la época califal de la nueva muralla de los Reales Alcázares.

Durante el periodo visigodo la población se mantiene estable por lo que no era necesario modificar el perímetro amurallado . 

Siglos IX-XII - Ampliación en la etapa islámica:

En la época islámica en el año 844 se produce el asalto a la ciudad por los vikingos que lo arrasan todo y destruirán sus defensas . El Emir Abderramán II mandara a reforzar las murallas.

Años mas tarde en 913 sera Abderramán III quien manda a destruir las murallas y puertas de la ciudad para evitar levantamientos.

En 1123 Abu al – Qasin primer rey de Taifa de Sevilla ,levantara de nuevo las murallas para defenderse de posibles asaltos de tropas cristianas.

Entre los años 1106 – 1143 es cuando se lleva mayor ampliación del recinto amurallado siendo prácticamente duplicado alcanzando un perímetro de 7 kilómetros con 166 torres , 13 puertas y 6 postigos que era una superficie de 300 hectáreas..

Siglos XIII-XVI - Las murallas tras la reconquista:

En la conquista cristiana para reforzar las defensas se construye fosos y ante-murallas en numerosos tramos. 

 Tras la conquista cristiana de la ciudad por parte de Fernando el Santo en el año 1.248, la Corona de Castilla mantuvo los muros que habían sido construidos por los árabes, y como era usual en el reino de Castilla, los sucesivos monarcas juraron los privilegios de la ciudad al tomar posesión de ella en alguna de sus puertas, siempre aquellas de mayor importancia social o estratégica, como símbolo de poder. En la puerta de la Macarena juraron Isabel I de Castilla (1.477), Fernando II de Aragón (1.508), Carlos I de España y su prometida Isabel de Portugal (1.526), y por último Felipe IV (1.624), mientras que en la puerta de Goles lo hizo Felipe II de España (1.570), motivo por el cual pasó a denominarse puerta Real.

Durante el reinado de Carlos I se llevó a cabo una importante remodelación de las entradas públicas o reales de la muralla con el fin de facilitar el tránsito de carruajes tan común en la época. Estas remodelaciones afectaron a la puerta de Carmona, a la de la Carne, a la puerta Real, a la puerta del Arenal, al postigo del Aceite, en el que Benvenuto Tortello realizó obras en 1.572, y al postigo del Carbón, que fue trasladado desde el comienzo de la calle Santander hasta el final de ella, igual que ocurrió con la puerta de Triana, originalmente en la calle Zaragoza, que fue trasladada en 1.585 más al norte, en la confluencia de dicha calle con la de San Pablo.

 

Siglos XVII-XIX - Último periodo antes de desaparecer 

Con el paso del tiempo su función militar dejó de ser prioritario, para convertirse en un elemento defensivo frente a las crecidas del río Guadalquivir, además de tener una función comercial, ya que el paso por sus puertas y postigos la convertía en aduana y por tanto el pago de tributos por el tránsito de mercancías y personas, y por último, se utilizaba como barrera sanitaria, ya que permitía el control de enfermedades.

En el siglo XVIII se vuelven a realizar remodelaciones en las puertas de acceso. Fue reconstruida la puerta del Arenal así como el levantamiento de la puerta de San Fernando a la altura de la Real Fábrica de Tabacos de Sevilla.

En el año 1.836, cuando las fuerzas carlistas invadieron Andalucía se realizó un foso con puente levadizo junto a la puerta de la Macarena, con el fin de fortificar el conjunto, hasta entonces las murallas se encontraban prácticamente íntegras. 

A partir de la revolución de 1.868 se comenzó a derribar gran parte de ellas, debido esencialmente al crecimiento de la ciudad, se salvaron del derribo los tramos desde la Macarena, donde se contabilizan siete torreones cuadrados y uno octogonal, hasta la puerta de Córdoba, así como algunos tramos en los jardines del Valle y el sector de los Reales Alcázares. Además se conservan las torres de Abd el Aziz, la de la Plata, la del Oro y la Torre Blanca, propias de las defensas del recinto amurallado.

Las murallas de Sevilla fueron unas cercas militares que rodeaban el casco antiguo de la ciudad de Sevilla .Las murallas que actualmente se conservan pertenecen al ultimo sistema defensivo realizado en el siglo XII por los almohades , de la muralla romana no quedan restos.

 

2.- Puertas y Postigos en Sevilla

La ciudad de Sevilla ha estado amurallada desde los años de la dominación cartaginesa. En esta época eran muros de madera y barro.

Los romanos la sustituyen por otros de piedra y añadieron las puertas y los torreones de vigilancia. Estas puertas servian tanto para acceder a la ciudad, como para detener la entrada de los enemigos , las enfermedades, las epidemias y para evitar las inundaciones que causaban las crecidas del Guadalquivir. 

 En el año 913, Abderraman III mandó destruir las murallas.

Se volvieron a levantar, más fuertes y más anchas, durante el imperio almohade(1023) para prevenir los ataques de los cristianos. 

Median más de 7 kilómetros y tenía 166 torreones, 13 puertas y 6 postigos.


En el diseño original no eran grandes arcos, eran salientes del muro en cuyo lateral se abría un acceso acodado y sin ninguna decoración.

Es el clásico diseño en recodo, propio de la cultura islámica. Daban un sentimiento de protección a los vecinos.

Se abrían a la salida del sol y estaban abiertas todo el dia ya que muchos vecinos trabajaban fuera de la ciudad, en el campo, los molinos, las huertas, las viñas, el puerto, en los conventos y los hospitales extramuros.La mayoría se cerraban al atardecer.

 Los postigos (puertas menores) eran lo que se conoce ahora como puertas de servicio, y toman su nombre de los productos que por ellas transitaban. Eran menos importantes y de menos rango que las puertas mayores, porque tenían menos tránsito y actividad mercantil. Se cerraban todos al caer la noche. También existieron puertas secretas , pero no se sabe dónde estaban ubicadas.

Estas puertas o postigos eran de dos tipos: reales o públicas y privadas. Actualmente solo se conservan la puerta de la Macarena, la de Córdoba, la de la Victoria y el Postigo del Aceite.

Los restos que se conservan son claramente almohades, con el aire clásico de las sucesivas retauraciones.Algunas conservan los nombres de origen (Macarena, Carmona, Triana) y otras tienen nombres de origen no islámico (Sol, Arenal, Goles). 

En el siglo XV, bajo el imperio de Carlos I se modificaron, y las reales o públicas se rectifican para que coincidan con las calles principales, y se ensanchan para facilitar el paso a las personas, monturas y carruajes, y adaptarse a las necesidades de la ciudad.

En la segunda mitad del siglo XIX, la ciudad empezó a expandirse y para eso sobraban las murallas y las puertas. La primera puerta derribada fue la de la Barqueta en 1858. A partir de la revolución "La Gloriosa", en 1868, se demolieron las murallas y las puertas, siendo la última la del Sol en 1873. de las que quedan, solo la de Córdoba conserva trazas de su construcción original.

3.- Puerta de Jerez

Estaba situada al sureste de la ciudad, en dirección a Jerez de la Frontera (Cádiz), de ahí su nombre. Según un plano de Pablo de Olavide, la primitiva puerta se encontraba frente a la entrada del hotel Alfonso XIII.

Se construyó con la ampliación del recinto amurallado que llevó a cabo el sultán Alí ibn Yusuf en el periodo almorávide de la ciudad. Frente a ella había un puente en arco para sortear el arroyo Tagarete que corría paralelo a la muralla
La puerta era un pequeño arco encuadrado entre dos torres unidas por un gran rastrillo que se bajaba durante la noche.


Sobre la puerta había una lápida de 1578 que fue cambiada por otra nueva en 1622. El texto de esta lápida, que hoy está en la esquina de la calle Maese Rodrigo con la Avenida de la Constitución dice así:
    
        "Hércules me edificó, Julio César me
          cercó de muros y torres altas, el rey 
          santo me ganó con Garci Pérez de Vargas"
 
Es un texto muy representativo de Sevilla y por eso éste es el punto ideal para empezar a mostrar la ciudad a los visitantes .
Las torres y el rastrillo se eliminaron en 1836, y en 1846 se derribó la puerta porque estaba muy deteriorada, y su pequeño tamaño hacía imposible el paso de carruajes  y no había otra opción que demolerla.
Se construyó una nueva de carácter monumental y estilo neoclásico. Estaba formada por un amplio arco de medio punto flanqueado por dos pares de columnas toscanas. Solo estuvo en pie 18 años. Se derribó en 1864 junto con los paños de la muralla a los que estaba unida. Se hizo para eliminar los obstáculos que impedían el tráfico y la ampliación urbanística.

Los escombros se llevaron al cementerio de San Fernando, ya que las autoridades se comprometieron a volver a levantarla en el futuro con las dimensiones adecuadas. Ni se hizo ni se espera que se haga.
 
Al derribarse la puerta y la muralla quedó un espacio abierto como continuación de la calle San Fernando y los jardines de Cristina, pero con una manzana de casas en el centro de la actual plaza.
Estas viviendas se eliminaron con las obras del ensanche entre 1927-1928, y quedó el espacio que tiene actualmente. La plaza se abrió con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929. La calle Maese Rodrigo casi desapareció con el ensanche, y hoy solo queda un callejón que une la plaza con la calle Habana, junto a la Casa de la Moneda. Esta zona ha tenido varios nombres a lo largo de su historia : después de la Reconquista se llamó "Puerta o Postigo de Jerez"; en los siglos XV-XVI, "Plaza o Plazuela de Maese Rodrigo", que fue el fundador del Colegio Universitario Santa María de Jesús, que fue el germen de la Universidad de Sevilla. También se la llamó "Plaza de la Universidad " por éste motivo. La capilla de ese colegio es la que hoy se conoce como de Don Rodrigo, y es lo único que queda del mismo, que se derribó en la década de 1920. 
Entre 1928-1931 se rotuló como "Plaza Virgen de los Reyes"; durante la II República "Plaza de Andalucía"y en 1936 "Plaza de Calvo Sotelo". Hasta 1980 no volvió a llamarse como siempre fue conocido este lugar, "Puerta de Jerez".
 
En el centro de la plaza está la fuente de Híspalis, también conocida como "Fuente de los meones", obra de Manuel Delgado Brackembury, con unas esculturas que representan a Sevilla, a la que está dedicada.Aquí celebran los aficionados del Sevilla Fútbol Club los éxitos de su equipo.
También está el hotel Alfonso XIII, la capilla de Don Rodrigo, el palacio Yandury, dónde nació Vicente Aleixandre en 1808, y los jardines de Cristina.
 
 
 
Cerca de estos jardines, se inauguró en 2011 el Monumento a la Generación del 27, una fuente-manantial dedicada a los poetas de esa generación.

 

 

4.- Arquillo de la Plata o Puerta de la Victoria

 Debe su nombre a que aquí fue donde Fernando III plantó su blasón como símbolo de victoria cuando conquistó Sevilla. También se la llama Puerta de Abdelazid.

Se encuentra en la confluencia de la calle Miguel de Mañara con la Avenida de la Constitución .

Esta puerta no perteneció a la muralla, sino al recinto del Alcázar. Era una puerta interna, de origen almohade, y era el vértice de una muralla del Alcázar en su entramado de defensa, y fue reformada por los castellanos.

Era la entrada natural desde el Postigo del Carbón, y se llama "Arquillo de la Plata" para diferenciarlo del "Postigo del Oro" que era el antiguo nombre de ese Postigo.

Daba acceso a una puerta del Alcázar que está tapiada, y se encuentra en la muralla lateral de la Puerta del León, o antigua Puerta de la Montería, por donde ahora entran los turistas.

Es el acceso medieval más monumental conservado en Sevilla, y uno de los más desconocidos. Está datada en el siglo XIII, de la misma época que la Torre del Oro (alrededor de 1220).

Está construida en ladrillo y conserva su arco de herradura original insertado dentro de un álfiz. En el siglo XIV se construyó la bóveda gótica (de crucero y nervios ojivales) de su interior, que permaneció oculta mucho tiempo por un falso techo.

Desde 1985 es Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento






5.-POSTIGO DEL CARBÓN

 

 



 El postigo del carbón era una de las zonas  de acceso del recinto amurallado de la ciudad de Sevilla. En un principio fue un hueco que se hizo en la muralla en la  época de los Almohades y posteriormente se cree que fue realizada por el rey Alfonso X el año 1252, originalmente se llamaba postigo de los Azacanes  porque por allí los mozos de cuerda ofrecían su trabajo junto a la aduana, también fue conocido como postigo de las Atarazanas y como postigo del Oro, el nombre con el que se conoce en la actualidad es  del Carbón debido de la venta de este combustible que se llevaba a cabo en el postigo y sus aledaños.

  Estaba situado en la confluencia de las calles Santander y Temprado, e inmediato a la Torre de la Plata.

Derribado después de 1868, aún puede verse su emplazamiento en los restos de lienzos sobre los que se apoyaba, y en su lugar un azulejo de la Virgen del Carmen.

El postigo del Carbón  pese a no ser muy conocido fue la entrada de mucha  riqueza en Sevilla, ya que era la puerta por la que entraba en Sevilla la mayor cantidad de productos indianos por ser la más próxima a la Aduana nueva. El postigo también era la entrada más próxima a la Casa de la Moneda hacia donde se conducían grandes cantidades de metales, en reconocimiento a aquel importante trasiego se bautizó como Postigo del Oro. 

 En 1585 se trasladó el postigo porque se estaban haciendo las Atarazanas, el Postigo del Carbón se decora con dos columnas y una prominente rosca de sillares en el arco, todo ello alineado con la fachada de las Atarazanas; un poco más adentro, en el extremo oriental de la calle del Carbón, aparece completo el arco de lo que era el antiguo postigo del carbón, 

Con la desaparición del monopolio de las Indias el postigo fue perdiendo la hegemonía del comercio colonial y degradándose. Se derribo unos siglos después en 1864.

  Azulejo de la Virgen del Carmen ubicado en el cegado hueco del Postigo del Carbón obra de Molina en 1925 y que goza de una gran devoción popular

 

 

6.- Postigo del Aceite

 Es uno de los tres únicos accesos de la muralla de Sevilla que se conservan. Está en el barrio del Arenal, en la zona del antiguo Puerto de Indias, entre las calles Dos de Mayo, Arfe y Almirantazgo, lindando con las Reales Atarazanas.

Se construyó en el año 1107, en tiempos de Ben Yusuf. Los musulmanes lo llamaban "Bab-al-Quatay" (puerta de barcos), debido a su proximidad a las atarazanas, donde se construian las naves. 

Tras la Reconquista se la llamó "Puerta de la alfóndiga del azeite"; desde el año 1255 se conoció como "Puerta de la aceituna" , y a partir de 1402 "Puerta del aceite", ya que era por donde entraban estos productos  en la ciudad. También se le conoció como "Postigo de las Atarazanas". 

La primitiva puerta se cree que estaba enmarcada por dos torres y un postigo acodado que desapareció en el siglo XIII cuando se construyeron las atarazanas.

 
 
 
En 1571, el Cabildo de la ciudad propuso la reforma de la puerta para ampliar el arco de entrada, estrangulado por las dos torres que la protegían, y para consolidarla por el estado de ruina que presentaba. El proyecto se encargó a Benvenuto Tortello, por entonces maestro mayor de obras del Ayuntamiento. Se terminó la obra en 1573 siendo alcalde de la ciudad el Conde de Barajas. El arco se ensanchó, y las torres fueron recortadas en sus esquinas por el lado del interior de la ciudad. Estas torres cuentan con una cámara abovedada en el cuerpo superior , que se utilizan como viviendas.

 

En el interior, sobre el arco, hay una representación , en piedra labrada, de San Fernando con los obispos San Isidoro y San Leandro, rematando el conjunto una especie de frontón con cabeza de ángel en el tímpano y
jarrones con flores El conjunto se remata con merlones de capuchón. Es el escudo de armas de la ciudad, y se atribuye a Juan Bautista Vázquez, el Viejo, que por esa época vivía en las cámaras de la bóveda del Postigo.  Debajo, una lápida da fe de la reforma de Tortello. 

Se prolongó la bóveda hasta la planta rectangular que hoy presenta, y se colocaron dos carriles o rieles  donde se ponían unos tablones que servían para cortar el paso, tanto a personas y animales, como para frenar las inundaciones que producían las crecidas del rio.
Dentro, en el costado derecho, hay una pequeña capilla (siglo XVIII) con un retablo barroco y una imagen de la Inmaculada Concepción atribuida a Pedro Roldán. Se la conoce como la Virgencita del Postigo o la Pura y Limpia. Está en permanente exposición para los devotos gracias a una cancela acristalada que se puso a mediados del siglo XX. Esta Virgen presidió en 1993 la Statio Orbi, y ante ella se arrodilló el Papa Juan Pablo II.

 

En el interior hay una lápida de 1753 dónde el arzobispo Salcedo concede indulgencia a quien rece a la Pura y Limpia Concepción.

 

Por fuera del arco, desde la calle Dos de Mayo , a la derecha , hay un magnífico azulejo de la Piedad del Baratillo, con el Cristo de la Misericordia, de los años 40 del siglo XX, obra de Alfonso Chaves. Este Cristo fue el primero en procesionar por esta zona durante  la Semana Santa.


Por esta parte del Arenal, el Postigo está adosado con las Atarazanas. Esta fachada está muy modificada (desde el siglo XVI), Presenta un gran vano escarzano apoyado en una pilastra, flanqueado por otra pilastra en el lado derecho, ya que en el izquierdo se funde con las Atarazanas. Sobre el vano hay 3 medios pilares rematados en bolas unidos por dos antepechos cóncavos. La puerta está pintada de blanco por el lado de la ciudad, y color albero en el interior del vano.

Las puertas y postigos de Sevilla eran de propiedad privada, al menos desde 1588, cuando  Fernando Enríquez de Ribera, Duque de Medinaceli, compró el alguacilazgo mayor de Sevilla por 160.000 ducados, teniendo desde entonces derechos sobre ellas, y cobrando tasas por su utilización para la entrada y salida de productos. 

Cuando en 1866, el Ayuntamiento acordó el derribo del Postigo del Aceite, se dirigió al Duque, ordenándole el desalojo de la vivienda existente en la parte alta del Postigo de su propiedad. El Duque se negó a cumplir el mandato municipal y entró en pleito hasta lograr el aplazamiento de dicho derribo. Una demora que se hizo eterna. Por esto el Postigo sigue en pie, gracias a Luis Tomás Fernández de Córdoba y Ponce de León, Duque de Medinaceli.


Por el entorno arquitectónico y la estrechez, es uno de los puntos favoritos de los cofrades para ver pasar las cofradías en la Semana Santa. 

El Lunes Santo de 1999 falleció ahí un costalero de un infarto al grito de " Al cielo con El ".

  


7.- Puerta del Arenal

Los musulmanes la llamaban "Bab al Faray". Seguramente fue una torre-puerta en recodo, con una barbacana defensiva de origen almohade (sigloXII).

Estaba situada en la confluencia de las calles  Arfe, Federico Sánchez Bedoya, Garcia de Vinuesa (antigua calle Mar), Harinas, Castelar y Antonia Díaz.

Entre esta puerta y el rio había un ámplio arenal (de ahí su nombre) que se extendía desde la Torre del Oro hasta la Puerta de Triana, en lo que hoy es el barrio de la Carretería. Esta puerta era la comunicación principal de la ciudad con el puerto.

Por su poca altura y su cercanía al rio, sufrió las crecidas y las inundaciones, y en ella se anotaban los niveles que alcanzaba el agua. Por las noches permanecía abierta por el trasiego constante de mercancias con el puerto. 

Se reconstruyó en 1566 para aumentar su tamaño, ya que era baja y angosta. Se hace en un estilo rústico, con un alto frontispicio (frontón triangular) adornado con estatuas, el escudo de la ciudad , y en el friso de la cornisa de la fachada interior había inscripciones, en latín y en castellano, conmemorando las obras, y en la fachada exterior había una inscripción y una placa honrando a Felipe II. Han desaparecido.

En el siglo XVIII volvió a ser renovada y se colocó una lápida por el lado interior de la puerta dónde se leía:

                                     Cura rerum publicarum

                       A honor y gloria de Dios se renovó en 1757 


Se reconstruyó con un frontón central de forma circular.

Esta puerta era la entrada más frecuente de los afiliados a la sociedad llamada "La Garduña", que venían del barrio de Triana. Era un siniestro grupo de asesinos y ladrones que sembraban el terror tanto entre los ricos como entre los pobres.

En 1861 la puerta amenazaba ruina, y varios vecinos firmaron una petición para que fuera derribada, y así se hizo, con la autorización del gobierno, en marzo de 1864, junto con un trozo de muralla (223 metros cúbicos), siendo alcalde de la ciudad García de Vinuesa.

En 2008 se colocó en la calle Arfe un azulejo cerámico (Heredia) patrocinado por la Asociación de vecinos Torre del Oro, Centro Monumental y Barrio del Arenal, que recuerda el aspecto de la desaparecida puerta.


8.- Puerta de Triana

 Esta puerta marcaba la zona oeste de la ciudad. Era la salida natural de Sevilla hacia el arrabal trianero. El nombre de esta puerta aparece por primera vez en documentos relacionados con una inundación que se produjo el 26 de marzo del año 1200.

La puerta original era de la época almohade y estaba situada al inicio de la calle Pajería (hoy Zaragoza), y al final de la calle de la Reventa (hoy Moratín). Era un viejo portón medieval que se quedó obsoleto ante el gran crecimiento de la ciudad debido al descubrimiento del Nuevo Mundo.

Entre 1585 y 1588 se construyó una nueva puerta en un lugar cercano, más al norte, donde confluyen las calles San Pablo, Reyes Católicos, Gravina y Zaragoza. El diseño, se supone que fue hecho por el arquitecto Hernán Ruíz II, a quién el Cabildo de Sevilla encargó en1560 el proyecto de renovar las viejas puertas almohades de la muralla. Murió en 1569, por lo que se cree que fue su discípulo Asencio de Maela el que la construyó  sobre un trazado de su maestro, en estilo renacentista.

 Se levantó con piedra caliza, que llegaba por
el rio en carracas, desde las canteras jerezanas de San Cristobal.

Tenia un cuidado diseño arquitectónico. Estaba formada por un solo cuerpo, dos fachadas y un arco de medio punto. Junto a éste , y a ambos lados había dos parejas de columnas dóricas con fustes estriados, que sostenían la cornisa en la que había un gran balcón corrido.El remate de la puerta era un ático triangular adornado con estatuas y pirámides.

Debajo de este ático había una inscripción que decía: "Siendo poderosísimo Rey de las Españas y de nuestras provincias por la parte del orbe Felipe II, el amplísimo regimiento de Sevilla juzgó deber ser adornada esta puerta nueva de Triana, puesta en nuevo sitio, favoreciendo la obra y asistiendo a su perfección Don Juan Hurtado de Mendoza, conde de Orgáz, superior vigilantísimo de la misma floreciente ciudad en el año de la salud cristiana de 1588".

En el interior de la puerta estaba el llamado "Salón del Castillo", que se usaba como cárcel para nobles, como el conde del Águila, encarcelado en 1808 tras ser acusado de afrancesado.También estaba el café "Julio César" donde truhanes y rateros de poca monta tramaban sus fechorías a primera hora de la mañana.

Esta puerta se derribó definitivamente para construir la Estación de Córdoba, el Puente de Triana y otras obras que se hicieron en el barrio del Arenal, ya que Sevilla estaba creciendo mucho. La visita de Isabel II en 1868 fue el detonante para la demolición. La orden de derribo se firmó el 21 de septiembre de ese año, y en pocos días se hizo efectiva.

El derribo se adjudicó a un contratista jerezano. José Girón, que se llevó las piedras como parte del pago. Algunos escombros los utilizó para rellenar los cimientos de una casa que se construyó en la calle San Eloy, en Sevilla.El resto  los vendió a la Sociedad de Aguas de Jeréz, que los usó para construir sus depósitos en una zona que luego pasó a ser un jardín y más tarde el zoológico de Jeréz.

 

 

Allí aún pueden verse dos trozos de fuste estriado de las columnas. 

Una placa recuerda que pertenecían a la antigua Puerta de Triana de Sevilla.
 


  


En el año 2019, dos profesores de la Universidad de Sevilla lograron reconstruir esta puerta de manera virtual, gracias a una rigurosa investigación histórica, a través de imágenes fotográficas del siglo XIX , restos arqueológicos y tratados de arquitectura de la época.

Su ilusión sería presentar un proyecto al Ayuntamiento de Sevilla para volver a construirla en su ubicación original.


9.- Puerta Real


Al final de la calle Gravina, a la izquierda, en la intersección de las calles Alfonso XII , San Laureano y Goles, estaba la Puerta Real, en la pequeña placita que conforma la unión de estas calles. 

Está considerada una de las puertas surgidas durante la ampliación del sultán Ali ibn Yúsuf  (1083-1143) y por lo tanto de la época almorávide de la ciudad. Se le atribuye su origen a Julio César Conocida inicialmente por Puerta de Goles (se cree que es una degeneración musulmana del nombre de Hércules, cuya efigie coronaba la puerta). 

Posteriormente se llamó   Real porque por ella hizo su entrada a la ciudad el rey Fernando III, el Santo, en 1248, con motivo de su toma a los árabes. También la utilizó el rey Felipe II cuando se dejó caer por aquí el 10 de Mayo de 1570 tras su enlace matrimonial con Ana de Austria.

 En el lugar descrito encontramos los restos de un pequeño lienzo de muralla almohade, sobre la que se apoyó la puerta, que en su origen fue almorávide. En ese resto de muralla, que se restauró en 1995, podemos ver la lápida original de mármol que conmemoraba su última construcción en 1564, y que dice:

 

Ferrea Fernandus prepegit claustra Sevilla

Fernandi nomem splendit us astra polli

(Fernando quebrantó las ferreas puertas de Sevilla

y el nombre de Fernando brilla como los astros del cielo)

 

La primitiva puerta,la de Goles, seguramente fue una torre puerta, con acceso en recodo, aunque también pudiera tratarse de una puerta protegida por una torre. No se ha encontrado ningún dibujo que pueda ratificarlo.



 En su nueva ejecución se le dio una estética renacentista imperante en el momento. Perdió los elementos propios de la defensa, que ya carecían de valor, así como las capillas que tenía en su interior y se eliminó la estatua de Hércules que la coronaba.

Fue totalmente reconstruida en 1564 se le dotó de dos cuerpos: primero un arco adornado con pilastras, y sobre su cornisa se alzaba el segundo cuerpo que terminada en un frontispicio rematado por unas pequeñas pirámides y bolas, elementos propios de las obras de Hernán Ruiz II. En el frontón exterior se colocaron las armas de Felipe II y en el interior, el escudo de la ciudad. A cada lado se ejecutaron unas hornacinas: en las dos de la derecha, motivos religiosos (la Virgen de la Merced arriba y un Calvario abajo); en las de la izquierda, un cuadro de San Antonio arriba y un cuarto para estancia del guarda de la puerta.

 





Este azulejo resume de la historia de la puerta, situado en la cara de la muralla donde se apoyaba la misma


Capilla de Nuestra Señora de Las Mercedes

La capilla de Nuestra Señora de las Mercedes en su origen era una  hornacina con la imagen de Nuestra Señora de las Mercedes que se labró en el año 1565 coincidiendo con la reforma de la Puerta Real o Puerta de Goles.
En 1.600 la Orden de la Merced fundó el Colegio de San Laureano en este lugar.

La hornacina se convirtió en el siglo XVIII en una pequeña capilla que se amplió en el año 1859 tras ser derribada la Puerta Real y se reedificó y modernizó en 1944, ampliándose en 1982 el conjunto al ser adquirida la casa colindante para la casa de Hermandad.




El lienzo de muralla en  1995 fue objeto de unas acertadas obras de restauración que permitieron ver que remataba en la referida puerta y colocar sobre ella la lapida original conmemorativa de su última construcción en 1564.



10.- Puerta de San Juan                                        


 La Puerta de San Juan es una de las más desconocidas, se situaba en la calle Guadalquivir, entre la calle San Vicente y Torneo. 

Como todas las puerta contaba cootros nombres, así sabemos que con antelación al siglo XV. La puerta era llamada la Puerta del Ingenio, esto es debido a que se encontraba muy cerca de ella el muelle para la carga y descarga de mercancías que entraban en la ciudad por la vía fluvial a través del Guadalquivir. Este muelle cercano a la puerta de San Juan subsistió hasta el año 1574, en que comenzó a utilizarse otro de nueva construcción que se labró junto a la Torre del Oro

El nombre de San Juan lo adquirió por alusión al inmediato barrio e iglesia de San Juan de Acre.

Por su proximidad al rio sufría frecuentes inundaciones, y en verano era uno de los lugares habituales para acceder a los baños controlados en el río.

          Desde siglos atrás, las aguas del Guadalquivir eran el lugar ideal para los sevillanos bañarse y poder soportar los calores del verano.      

          Ya desde el XVIII se tienen noticias de baños organizados, pero eso sí, bajo una estricta moral y  decencia, los hombres y mujeres se debían de bañar por separado y a horas distintas, en las orillas se instalaban unos “cajones” para tapar a las bañistas de las miradas de los curiosos.

Su arquitectura estaba formada de un arco muy estrecho y alto, colocado entre dos almenados torreones cuadrangulares. Ésta y la que le seguía, la puerta de la Barqueta estaban unidas por un lienzo de muralla, dándose el detalle de ser circulares los doce torreones que aparecían en los intermedios de aquella mole de granito.

Sobre el arco de esta Puerta se ostentaba una lápida que decía:

Se hizo esta obra de reedificación de murallas por dirección del Señor Marqués de Monte Real, del Consejo de Su Majestad en el Real de Castilla. Asistente Superintendente General de todas las Rentas Reales. Año de MDCCLVII”

De esta transcripción perteneciente a la puerta de san Juan podemos deducir que en el año 1757  fue reformada . No obstante como al igual que el resto de puertas no ha quedado vestigio alguno que nos recuerde tras su derribo, el cual se llevo a cabo en 1864.


Un rótulo nos recuerda donde estuvo la Puerta de San Juan



11.- Puerta de la barqueta


  

La puerta de la Barqueta es de origen almorávide fue la primera en ser demolida, hecho que ocurrió el año 1858, hizo de muro de contención en muchas crecidas del río Guadalquivir por esa zona. Para cruzar el río hubo también en este lugar del cauce una barcaza que le daría finalmente nombre a la puerta.

La puerta se situó en la actual calle Calatrava también fue conocida como puerta de Vib-Arragel, y se trataba de una construcción muy sencilla, tenía un arco de medio punto, con estribos que descansaban en dos torreones. Pero, en cambio, se hallaba rodeada de una serie de murallas y torreones dignos de figurar en cualquiera plaza fuerte de importancia. Próximo a ella se encontraba "El Blanquillo", antes llamado "Patín de las Damas", conformado por una gran plaza de armas, de forma trapezoidal, de sesenta metros de longitud, defendida por ocho grandes torreones, cinco cuadrangulares y tres redondos, de los cuales cuatro daban vista al río y los otros cuatro al interior del Blanquillo.

 Se llamó originalmente Almenilla y, actualmente , barqueta por la barcaza que se utilizaban para cruzar el cauce del río, que transcurría cercana a la muralla. Como todas las demás puertas, había sido renovada en la segunda mitad del siglo XVI, pero en 1626 resultó dañada por la mayor inundación que sufrió Sevilla a lo largo de toda su historia . 

La Puerta de la Barqueta fue demolida en el año 1.864, descubriéndose que de un lateral de ella partía un subterráneo que, tras varios quiebros y al cabo de unos cientos de metros, daba entrada a un espacio cuadrado y abovedado que contenía una gran piedra en su centro, que parecía haber servido de mesa. En este espacio aparecían también dos puertas tapiadas, una que apuntaba en dirección este y otra hacia el sur. Por el tipo de obra, se le supuso un origen romano, pero no se pudo detallar más, ya que fue ordenado su relleno con escombros, olvidándose a partir de entonces. Afortunadamente, Alfonso Álvarez-Benavides recogió el hecho en uno de sus artículos publicados en “El Noticiero Sevillano”, que en 2.008 reeditó en formato facsímil la Universidad de Sevilla.

También recordar que era tan ancha en su parte superior almenada que fue usada para paseo de señorío, de damas y damiselas de señores y picaros .Fue también conocida como PATIN ( paseo ) de las damas.



Puerta de la Almenilla o de la Barqueta. A la izquierda, en la muralla, se aprecian varias personas tomando el fresco en el Patín de las Damas. El edificio que asoma a la derecha es el Real Monastario de San Clemente, fundado por Fernando III tras apoderarse de la ciudad





12.- Postigo de San Antonio

Postigo de San Antonio, abierto en la muralla entre la Puerta Real y la de San Juan en el siglo XVII, La muralla continuaba siguiendo el trazado de la calle Torneo hasta el Postigo de San Antonio. Estaba situado entre las calles Curtidurías y Santa Ana, detrás del convento de San Antonio de Padua, cuya entrada principal sigue siendo por la calle San Vicente. Fue abierto en el siglo XVII para comodidad de los frailes de dicho convento a la hora de administrar los Santos Sacramentos a enfermos y moribundos.



  Convento de San Antonio, en su parte trasera se encontraba 

                                               el postigo de San Antonio

13.- Postigo de la Basura

 Los postigos eran lo que se conoce en la actualidad como puertas de servicio. De hecho, estos accesos toman su nombre de los productos que por ellos transitaba,  como el postigo de la Basura en sus día se llamaba Puerta Nueva. Como su nombre indica, servía para entrar y salir del estercolero que en tiempos fue lo que hoy es la actual Resolana. 

El Postigo de la Basura se hallaba al final de la calle Feria, esquina con la calle

 Bécquer .No se sabe quien mando hacer , ni quién la abría . Sí se sabe que fue 

una de las puertas por las que penetró el agua durante la gran inundación de 1626, 

la mayor que ha sufrido Sevilla en su historia.

15.- Puerta de la Macarena

 

Es uno de los tres accesos de la muralla de Sevilla que aún se conservan. También se la conoce como Arco de la Macarena. Según la leyenda fue construida por Julio César. 
Es la entrada a la ciudad situada más al norte. Desde aquí partía el antiguo camino de herradura hacia Extremadura. También es la de mayor tamaño.
Está en la embocadura de la calle San Luis, junto a las calles Resolana y Parlamento Andaluz (antigua calle Andueza), frente al antiguo Hospital de las Cinco Llagas, y junto a la Basílica de la Esperanza Macarena (1941). 

Para los musulmanes era Bab-al-Makrin, y también la llamaban "Puerta del Campo".
Esta entrada corresponde a la ampliación de la muralla realizada por el sultán Alí ibn Yusuf en el siglo XII. 
En el libro "Historia de la imperial ciudad de Sevilla", de Luis Peraza, se dice que, aunque se desconoce su aspecto original, pudo existir una barbacana (especie de muro defensivo) que, atravesando su acceso almenado, daba a un espacio delimitado por dicha barbacana y la propia muralla, donde había dos arcos entre los que se alzaban dos torres, y entre ellas se abría una gran puerta, dentro de la cual había una pequeña plaza y otra puerta más, que es la que daba acceso a la ciudad.
En la década de 1560, Hernán Ruíz  eliminó la barbacana y el acceso en recodo, y puso unas inscripciones y el escudo con las armas de la ciudad en su cara interna, y el de las armas reales  en la externa. En 1588 la ensancharon, y en 1589 sustituyeron las hojas de madera de la puerta.

Entre 1723-1795, bajo la dirección del arquitecto municipal José Chamorro, se le dio el aspecto clásico que presenta actualmente, desapareciendo las antiguas inscripciones y los escudos. Sustituyeron los elementos islámicos por el estilo clasicista que aún conserva.
 
Pasaron por ella para entrar en Sevilla varios reyes, Alfonso XI en 1327, Isabel I de Castilla en 1477,Fernando II de Aragón en 1508, Carlos I en 1526 y Felipe IV en 1624. 
Después de entrar en la ciudad, los reyes procedían a la jura de los fueros locales, e iniciaban el cortejo que, ceremoniosamente, recorría el antiguo Cardo Máximo (calle San Luís, antes calle Real) hasta el centro de la ciudad y luego hasta el
Alcázar sevillano.
                                              
 
 
 
 
A pesar  de las muchas restauraciones se conservan
algunos mármoles empotrados en sus pilares que recuerdan dichas efemérides. Una de las más antiguas es de 1630 y en ella se recuerda a los soldados de servicio en la puerta que no pueden ejercer sus funciones fuera de ella. También se ha encontrado un monolito con la firma del alarife que construyó la puerta islámica.

 
En cuanto al origen del nombre existen varias versiones: Una lo relaciona con una hija de Hércules (fundador de la ciudad) llamada Macaria. Otra dice que proviene del nombre del dueño de una villa cercana a la ciudad (junto al cementerio de San Fernando) llamado Macarius. También lo relacionan con una infanta mora que vivía cerca de la muralla, y otra versión dice que el nombre se debe a un moro llamado Macarena (según relata en 1587 el escritor Alonso Morgado en su obra "Historia de Sevilla"). Esta opción parece ser corroborada por la existencia de qaryat Magrana (la alquería de Macarena) pegada al itinerario llamado Mamarr -al- Sabila (la vía de los viajeros) que era la propia alquería y una torre fortificada en la actual Huerta de la Torrecilla. 
 
 
 
 
En el tímpano de esta puerta hay un azulejo que representa a la Virgen de la Esperanza Macarena en el que se lee: "Esperanza nuestra, Ella es morada de Dios y Puerta del Cielo", flanqueado por los escudos de España, Sevilla y la Hermandad de la Macarena. Fue descubierto (inaugurado) el 27 de mayo de 1923 por doña Esperanza de Borbón-Dos Sicilias y de Orleans, y una lápida lo recuerda. Hay otra donde se dice que entre marzo y abril de 1998 fue de nuevo restaurada esta puerta.

 


 
 
El arco y los restos de la muralla son Bien de Interés Cultural desde 1985.
 
 

 



15.- Postigo del Cuco

Situado en la calle Bécquer a unos 40 m de la Puerta de la Macarena,
pero el lugar exacto no esta muy claro .Su nombre se debe a una colonia de estos pájaros llamados "cucos" que anidaban en los torreones de esa parte de la muralla. 

 No se puede considerar como puerta, sino como pequeño acceso que se abrió para facilitar el paso al otro lado de la muralla sin tener que llegar al Arco de la Macarena. Se construyó a base de frágil tapial. Con el tiempo se convirtió en zona de paso al centro de la ciudad y de esta forma evitar pagar los impuestos a la entrada de productos a la ciudad por otra puerta más importante.

 


16.- Puerta de Córdoba



La Puerta de Córdoba de origen almorávide y reformada en el siglo XVI; situada al lado de la Iglesía de San Hermenegildo, es una de las que mejor conserva la disposición originaria.

La puerta en recodo se encuentra en una torre saliente , es debido a que las puertas de las ciudades islámicas no estaban construidas a eje con los viales sino que se diseñaban acodadas para favorecer la defensa y dificultar al máximo el asedio.


En las puertas podemos distinguir claramente una construcción rectangular almenada, formada por grandes sillares de tapial sobre zócalo de ladrillo y en sus dos caras visibles, sendas puertas rematadas por arcos de herradura, de época almohade construida a mediados del siglo XII.



Al entrar podemos observar un patio descubierto en el interior; y la capilla pequeña construida tras la remodelación del XVI se situó sobre planta primera, con acceso a través de una escalera situada en el lado norte de este patio. Esta capilla tiene un magnífico artesonado mudéjar, un altar de piedra, sobre el que había una escultura sedente del mártir que está siendo restaurada y fechada en el siglo XVI, y bajo el que se encuentra el calabozo que se supone que fue la cárcel de San Hermenegildo.

Fue la única puerta de la ciudad que no fue afectada por las obras de reforma que se realizaron durante el siglo XVI, sin embargo en 1569 sufrió varias modificaciones, se erigió en ella una capilla para San Hermenegildo.

En el 1600 la gran devoción que hubo entre el siglo XV y XVI en Sevilla, por el santo visigodo motivó que se llegara a construir en su honor, la Iglesia de San Hermenegildo, al hacerse pequeña la capilla.

Al lado de la fachada de la iglesia nos encontramos una placa de mármol, cuyo texto en latín y castellano nos recuerda que el santo estuvo aquí preso y derramo su sangre.

Oh, tú, cualquiera que pasa,

venera rendido este lugar,

consagrado con la sangre

del Rey Hermenegildo.

La Puerta de Córdoba , recibe este nombre debido a que era la salida natural de Sevilla hacia Córdoba. Junto con La puerta de la Macarena y el Postigo del Aceite son las únicas entradas que aún existen en Sevilla.

¿POR QUÉ SE SALVO DE SER DERRIBADA LA PUERTA DE CÓRDOBA?

La llegada del Renacimiento supuso la remodelación de todas las puertas derribándose y ampliándose para crear entradas a eje con los principales viarios de la ciudad, la puerta de Córdoba almohade siguió en pie por motivos relacionados con la historia de la ciudad. Hay que retroceder al siglo sexto de nuestra Era para rastrear el por qué de la importancia de este monumento en nuestra ciudad. Nos encontramos en pleno reinado visigodo, Leovigildo el rey que consiguió unificar de nuevo gran parte de la Península Ibérica, casa a su hijo Hermenegildo con la princesa franca Ingunda en el año 579. Hermenegildo fue nombrado gobernador de la provincia de la Bética, donde tanto su mujer como el obispo San Leandro lograron que se convirtiera a la fe católica, abandonado el arrianismo que profesaba la Monarquía visigoda. Esto fue considerado como una ofensa a su padre y comenzó una guerra civil en la que se vieron envueltos todos los reinos con presencia en la Península a favor de unos y de otros. Tras ser abandonado por sus aliados, Hermenegildo no tuvo más remedio que huir de Sevilla a Córdoba donde lo encontró su hermano Recaredo que lo llevó ante su padre. Tras estar preso en Valencia, Hermenegildo fue asesinado en el 585 en Valencia, sin que se sepa muy bien quién ordenó su muerte, si bien la sospecha siempre recayó en su propia familia.

En el siglo VI Hispalis seguía siendo una ciudad romana que no llegaba más allá de la actual iglesia de Santa Catalina. Sin embargo, la historia ha indultado la Puerta de Córdoba por la idea de que en sus dependencias estuvo preso San Hermenegildo, algo que en realidad jamás ocurrió ya que dicha puerta tardaría varios siglos en construirse. Para entender el por qué del malentendido hay que regresar de nuevo al siglo XIX cuando existía la firme creencia de que las murallas eran de época romana. Si las murallas de la Macarena eran romanas y San Hermenegildo fue el gran rey cristiano que renunció a la vida por defender la fe católica, Sevilla debía contar con un testigo de semejante grandeza. Y la escogida fue la Puerta de Córdoba, donde a día de hoy sigue existiendo una pequeña capilla de origen medieval cubierta con un espectacular artesonado mudéjar donde según la tradición estuvo preso San Hermenegildo.

Si bien se queda en leyenda el encierro de San Hermenegildo en esta Puerta de Córdoba, si es muy cierto que en los siglos XV y XVI en Sevilla, hubo una gran devoción por este santo visigodo, que fue canonizado en 1585.

La Hermandad de San Hermenegildo es la propietaria tanto de la iglesia como de la antigua puerta, un carácter privado que la salvó de la piqueta en el siglo XIX.



17.- Puerta del Sol

  Estaba situada al final de la calle Sol, frente al colegio de los Salesianos de la Santísima Trinidad.

Se orientaba hacia la salida del Sol, y a su lado existía una de las torres más altas de Sevilla, también llamada del Sol. Tanto la puerta como la torre cayeron bajo la piqueta.

 

El nombre por el que se la conoce se debe a un gran relieve, en piedra, que representaba un gran Sol, grabado en el frente interior sobre el arco de paso.

 Era una entrada sobria y modesta, sin la monumentalidad de otras puertas de la ciudad.


 

 A finales del siglo XVI sufrió una gran remodelación , en 1595, durante el reinado de Felipe II.

En el siglo XVIII cayó en el más profundo de los abandonos.


 

Fue inmortalizada por el lápiz de Richard Ford entre 1830 y 1833.

Fue derribada durante la Revolución Liberal, en 1868.


 


18.- Puerta Osario

 Estaba situada en la confluencia de las calles Puñonrostro y Valle.

Según el Libro del Repartimiento (siglo XIII), esta entrada ya existía en la Sevilla islámica. Los musulmanes la llamaban Bin Alfat (Puerta de la Victoria) porque, según cuentan, por ella entraron en la ciudad las tropas almohades vencedoras en la batalla de Alarcos (Ciudad Real).

El nombre actual es de origen incierto. Algunos creen que es por su cercanía a un cementerio almohade que estaba fuera de la muralla.

El historiador Rodrigo Caro decía que el nombre procede de una deformación del término "Unzario" que derivó más tarde en "Onzario" , por ser el lugar dónde se pesaba la harina que entraba en la ciudad procedente de los molinos del extrarradio.


Era una puerta baja y sin ornamentación, básicamente un arco de medio punto flanqueado por dos torreones destinados a labores de guardia. Uno de ellos tenía una escalera de caracol por donde se accedía a la zona superior almenada de la puerta.

Sin ornamentos, ni artificios, ni adornos, era una de las puertas más funcionales y simples.

Por su proximidad a las puertas de Carmona y de Córdoba, que tenían mucho más trasiego de entradas y salidas ,era considerada una puerta de segundo orden.

Era una puerta en recodo, y en 1560 el Cabildo de Sevilla decidió derribarla, porque amenazaba ruina, y construir otra en el mismo lugar. Se terminó en 1578, colocándose una placa conmemorativa, único vestigio de las obras, siendo alcalde de la ciudad el Conde de Barajas. 

Tenía embutida una capilla dedicada a la Virgen del Rocío, con una pintura de la misma.

Cuentan que bajo el arco de esta puerta se situó durante años el tenderete de un musulmán que cobraba un tributo (un maravedí) a todos los que sacaban un cadáver para enterrarlo en el cementerio cercano. El impuesto se llamaba "almacabra" y era un invento de este individuo. Cuando las autoridades decidieron actuar, el hombre se defendió diciendo que era una tradición familiar de más de cien años . Fue condenado al destierro, y al abandonar la ciudad dejó colgado de la puerta un cartel que decía: "Viajero llegas a Sevilla, la ciudad del desorden y el mal gobierno" 

En 1731 se puso una hospedería en el espacio entre las dos torres para la orden de los Ermitaños.En 1831 se rebajó la altura del arco perdiendo parte de su encanto.

Las guerras carlistas la dejaron muy tocada, y en 1848 fue remodelada reconstruyéndose los torreones y colocándose una nueva placa indicando  las obras bajo el reinado de Isabel II. 

Se derribó definitivamente a finales de 1868, por orden del Cabildo municipal, siendo alcalde Francisco de Paula del Castillo y Urri, con un presupuesto para la demolición de 5100 reales. 

 En el Archivo Municipal de Sevilla se conserva un plano de alineación de 1771 de Pablo de Olavide, dónde se presenta la planta de esta puerta como un rectángulo proyectado por fuera de la muralla y sin torres, con otra planta cuadrada a la derecha, que podría ser alguna pequeña construcción adosada a la muralla. 

Los dibujos de Richard  Ford (1830) también la representan así, pero hay otra descripción de 1839 que la refleja defendida por dos torres bajas y la lápida de 1573.

Todas estas informaciones son contradictorias y por esto habrá que esperar nuevos estudios arqueológicos para saber como era en realidad esta puerta.


19.- PUERTA DE CARMONA

La Puerta de Carmona de Sevilla era una de las puertas de entrada al antiguo recinto histórico y amurallado de la ciudad, siendo su principal acceso por el barrio de San Bartolomé .

Se sabe que la Puerta se encontraba al final de la calle San Esteban en la confluencia entre la de los Tintes y la del Muro de los Navarros, en lo que actualmente es la calle puerta Carmona. El lienzo de muralla del que arrancaba todavía es visible en un pequeño callejón lateral.

La puerta, ya debía existir en la época romana, como parecen demostrarlo los hechos de que en ella acababa el “decumano maximus” que partía del foro, y que desde ahí se iniciaban las distintas vías que partían hacia Málaga ,Granada o los Alcores.

Era la puerta más importante de cuantas se encontraban al este de la ciudad, y hasta ella llegaban los conocidos Caños de Carmona , una conducción de agua que acababa en un gran depósito en el interior de la muralla que estaba junto a la Puerta, desde donde se distribuía hacia distintos barrios del interior.

Por esta entrada llegaban a diario grandes partidas de pan, trigo, hortalizas y vino que salían de los Alcores para ser vendidas en la Alhóndiga o en el mercado del Salvador.

Debía ser de acceso directo y estar enmarcada entre dos torres, como correspondía a las entradas principales.

Como tantas otras, sufrió distintas adaptaciones y remodelaciones, siendo muy transformada en la reconstrucción finalizada en 1578 bajo el mandato del asistente Conde de Barajas, de la cual quedó constancia en la placa colocada en la fachada.

Se sabe de la autoría de las trazas de la reforma realizada por Asensio de Maeda, por entonces “Maestro Mayor” de las obras de Sevilla, y que debieron extenderse hasta 1586, dando lugar a una nueva puerta con un aspecto evolucionado, próximo a la estética del barroco del Siglo XVIII.

Con dos cuerpos de altura, la reforma le otorgaba a esta puerta una estética Tardorenacentista que incluía un primer cuerpo almohadillado hasta el entablamento , y se coronaba por un frontón curvo partido, enrollado a modo de volutas, donde se incluían las armas reales.

La Puerta fue derribada junto con las del Osario y de San Fernando en diciembre de 1868.




 

 

 

20.- Postigo del Jabón

En la muralla de la antigua judería existió un postigo, al menos desde 1483, al que llamaban Postigo del Jabón. Recibió este nombre por estar situado frente a una collación (división administrativa y jurídica en la que se organizaban las ciudades del bajo medievo, y que normalmente tienen como centro una iglesia que funciona como parroquia o centro de referencia religiosa) ocupada por artesanos dedicados, en gran parte, al cuidado y reparación de la ropa. Durante el siglo XVI figura como Arquillo de Clarebout o Clarevout.

Según Antonio Collantes de Terán (referente en historiografía medieval) debió ser abierto con posterioridad a la existencia de la judería. Se cita por primera vez en 1437 durante una nueva reubicación de los judíos en la ciudad. Se supone que estaba situado en la calle Tintes, pero también podría ser en la calle Garci Pérez, conocida desde 1483 como calle de Los Escuderos, hasta que en 1845 se rotula como en la actualidad en memoria de Garci Pérez de Vargas, uno de los caballeros que acompañó a Fernando III durante la conquista de Sevilla.

Hasta el día de hoy, lamentablemente, no se conoce su ubicación exacta, y tampoco han aparecido dibujos  ni planos que nos dieran una idea de como era en realidad este postigo.

21.- Puerta de la Carne

El origen de esta puerta está en la época romana, y junto con la de Carmona era la única entrada a Sevilla que se siguió usando después de la ampliación de la muralla que hicieron los almorávides.

En esta época se la llamó Minjoar o Bib Ahoar, según algunas fuentes en memoria del maestro alarife musulmán que la construyó, y según otras hace referencia al nombre de un importante miembro de la comunidad hebrea de la ciudad.

Con la conquista de Sevilla por Fernando III el Santo, esta puerta quedó dentro del barrio judío, por eso se la llamó también Puerta de la Judería. Era la única salida que tenía este barrio al campo (actualmente la Avenida Menéndez Pelayo). Por ahí se iba al cementerio judío que se colocó en esa zona porque cumplía los tres requisitos que exigía la ley judía para su emplazamiento: ser tierra virgen, ser un terreno inclinado y estar orientado al este.

También se la llamó Puerta de las Perlas (Bab-Chauar) y Puerta de la Carne, por su proximidad a un matadero que estaba fuera de la muralla, cerca de la antigua Huerta de Espantaperros, y que se edificó durante el reinado de los Reyes Católicos. Por aquí entraba en la ciudad la carne que iba a la Plaza de la Alfalfa, donde  estaban las Carnicerías Reales.
 Este matadero fue inmortalizado por Cervantes en su obra "El coloquio de los perros". Dijo que era uno de los tres sitios que le quedaban al rey por ganar en Sevilla, y allí hizo nacer a uno de los protagonistas, Berganza.

Junto a este edificio estuvo la primera Escuela de Tauromaquia, que se fundó en tiempos de Fernando VII (siglos XVIII-XIX), ya que para llevar las reses al sacrificio había que emplear lances propios del toreo.

Se supone que esta puerta estaba situada en el cruce de las calles Sta María la Blanca con Cano y Cueto. A unos 100 m de ella se encontraba una mezquita que luego fue sinagoga, y hoy es la iglesia de Sta María la Blanca, dedicada a Nuestra Señora de las Nieves.

No hay ninguna documentación de como era en tiempos de los árabes. Durante el medievo era una sencilla torre-puerta en recodo o un arco entre dos torres. Estaba en la lista de Hernán Ruiz II, de 1560, para eliminar los accesos en recodo.

En 1576 fue reconstruida por orden del Asistente Francisco de Zapata, conde de Barajas, según un trazado del arquitecto Asensio de Maeda, que la reformó al gusto manierista.

Estaba formada por un alto y robusto arco moldurado y de un frontispicio sencillo y sin adornos. Bajo el arco, en el interior, había una tribuna con altar.
En el frente externo se colocó una placa dedicada a Felipe II con unos hermosos versos en latín sobre la historia de Sevilla, parecida a la de la Puerta de Jerez:

"Condidit Alcides,renovavit Julius urbem. Restituit Christo Ferdinandus tertius heros."

"Hércules la construyó, Julio Cesar la reparó y el héroe Fernando III la conquistó para Cristo."

En el frontón interno había otra placa dedicada a los santos sevillanos Isidoro y Leandro y también al conde de Barajas.


En 1696 se le hizo una gran obra para remediar ciertos graves defectos que presentaba.

Esta puerta era un punto importante de encuentro de mercaderes, por eso estaba abierta todo el día, por el gran trasiego comercial que tenía esta zona.
Por esta puerta salieron de Sevilla las tropas napoleónicas en Agosto de 1812, y aquí se puso una barricada durante la revolución cantonal que supuso el levantamiento popular tras la proclamación del Cantón Andaluz el 18 de Julio de 1873, por las fuerzas del general Pavía.

En Marzo de 1864 se decretó su derribo por problemas urbanísticos, y fue llevado a cabo por el arquitecto Manuel Galiano.

El nombre de esta puerta sigue en el vocabulario cotidiano de los sevillanos debido a la importancia que tuvo este lugar durante cientos de años, además existe una calle en la zona con este nombre, Puerta de la Carne"



Actualmente una imagen de como pudo ser  su aspecto se muestra en la maqueta existente en la planta baja del Ayuntamiento de Sevilla.

 

 

 

22.- Postigo del Alcázar

  Este postigo daba entrada, desde lo que hoy es Menéndez y Pelayo, a los Jardines de Murillo, que entonces eran parte de la huerta del propio Alcázar. Era de origen almohade (siglo XII) y sustituyó a una torre-puerta de la época  califal. También recibió los nombres de "Postigo de la torre del agua", "del Callejón de la Judería" o "de la Huerta del Retiro".


Estaba protegido, en el exterior, por un matacán (caja de obra maciza cubierta, o galería que forma un voladizo continuo a lo largo de una torre, muralla o fortificación). 

Era un acceso directo al Alcázar, y también una salida urbana que usaban los emires para ir a la residencia rural ajardinada de La Buhaira. 

En 1619 las tierras de labor conocidas como "Tierras de los Alcaçares" (una fanega dedicada al cultivo de cebada) se cercaron y pasaron a ser la Huerta Nueva o del Parque del Retiro.

La cerca y el vallado fueron construidos por el albañil Pedro Martín, que cobró por ello 221.340 maravedíes. De esta forma el postigo pasó a ser la entrada a la nueva Huerta del Parque, que el Alcázar arrendaba anualmente a un hortelano.

Cervantes menciona este postigo y las huertas en sus Novelas Ejemplares:

 "A Rinconete, el bueno, y a Cortadillo se les da por distrito, hasta el domingo, desde la Torre del Oro, pro defuera de la ciudad, hasta el Postigo del Alcázar, donde se puede trabajar a sentadillas con sus flores.............



Diego Ortiz de Zúñiga (historiador y cronista sevillano. 1636-1680) en su obra "Anales eclesiásticos y seculares" lo menciona como una de las salidas del Alcázar más usadas por los musulmanes, y habla sobre su identidad y localización diciendo: "era la que se cerró más cercana al Alcázar y que era solo llamada de la Judería". 


José Gestoso (historiador, arqueólogo y escritor sevillano. 1852-1917) en su obra "La Sevilla monumental y artística" , también menciona este postigo situándolo en el Callejón del Agua, y cree que su origen es musulmán alterado por posteriores restauraciones.

23.- Puerta de San Fernando

Fue una de las últimas puertas que se abrieron en la ciudad de Sevilla.

La Puerta se levantó en torno al año 1760 para dar servicio a la ciudad y a la Real Fábrica de Tabaco a través de la que en un principio se denominó "Calle Real de San Carlos", y posterior y actualmente Calle San Fernando.  

 Se levantó entre dos torreones simétricos y girados 45º respecto a la fachada de la propia Puerta, al final de la calle San Fernando, comunicando la ciudad con el Prado de San Sebastián.

Vista desde fuera, la torre de la derecha ya existía de antiguo, girado y articulando un quiebro de la muralla, y ocupando el terreno hoy en día de actual restaurante Oriza. La otra torre simétrica, en cambio, parece que se hizo de nueva planta, al igual que la propia Puerta, la cual estaba formada por un arco de medio punto de gran tamaño, con una pareja de columnas a cada lado, dóricas las exteriores y jónicas las de dentro. 

Se localizaba en la medianía de la actual calle San Fernando antes era mucho más estrecha, hasta que se desplazó la reja de la Fábrica de Tabacos a la posición que esta hoy, y en línea con el final de la capilla de la Universidad.

En la planta baja del ayuntamiento de Sevilla puede verse una maqueta que representa a escala su configuración real, avalada por documentos gráficos de la época, tales como pinturas, grabados o dibujos y en especial por una fotografía de la Puerta realizada en ese mismo año, 1868. La citada fotografía fue tomada desde su cara exterior a extramuros de la ciudad a la altura del recién cubierto cauce del arroyo Tagarete que muy cerca de la capilla de la Fábrica de Tabacos se cubría ya con una bóveda.

La Puerta de Fan Fernando fue derribada en el mes de septiembre del año 1868.   


24.- Tramos de la Muralla aún existentes


Como ya hemos visto a lo largo de este trabajo en el año 1886, se ordenó la demolición de las murallas y puertas de Sevilla. Se crea la necesidad de expandir la ciudad rompiendo el cinturón urbano que constituían las murallas de la urbe.

Con esta decisión se echaría abajo un monumento colosal, con una extensión superior a los siete Kilómetros, con ciento cincuenta torres y sus monumentales accesos; una veintena de puertas y postigos que daban entrada a aquel recinto almohade que fue creciendo hasta alcanzar las trescientas hectáreas.

En el Museo Militar, en la galería de Plaza de España, se expone una gran maqueta de las murallas durante la época del asedio de Fernando III.

 

PUERTAS

De sus accesos solo quedan cuatro:

- La Puerta de la Macarena

- La Puerta de Córdoba

- El Arquillo de la Plata

- El Postigo del Aceite

 

MURALLAS


De sus murallas hoy en día quedan múltiples restos diseminados por toda la ciudad, muchos de ellos se encuentran ocultos entre edificios, estos tramos no fueron demolidos y quedaron integrados como paramentos o muros medianeros de los inmuebles que se habían construidos al amparo de la muralla.

Entre ellos destacaremos:


  • Los restos situados entre la Puerta de la Macarena y la Puerta de Córdoba que

conservan su antemuralla. Situado entre las puertas de la Macarena y de Córdoba, y delimitado por las mismas, el tramo conocido como Murallas de la Macarena es, con una longitud de unos quinientos metros, el que se ha conservado en mejores condiciones de entre los pocos que se han salvado del derribo. Conserva la barbacana en la mayor parte de su recorrido y cuenta con siete torreones rectangulares y una gran torre, la Torre blanca. La barbacana corre paralela a la muralla y a las torres, a unos tres metros de distancia, respetando e igualando los ángulos que aquellas vayan presentando.


Los torreones, separados entre sí por una distancia aproximada de unos 40 metros, son de planta rectangular y tienen una anchura de alrededor de 4 metros, sobresaliendo a su vez del paramento de la muralla, hacia el exterior, otros 4,5 metros. Son de construcción maciza hasta el camino de ronda, pasando éste a través suyo. En su nivel superior tienen una dependencia abovedada por la que, mediante una escalera, se subía hasta la azotea, beneficiándose allí de la protección que les otorgaban las almenas del antepechoantepecho.

Este trozo de muralla, al igual que los restantes que se han conservado, presenta características propias del arte militar del medievo, con entrantes y salientes que dificultan el asedio y facilitan a los defensores una mayor efectividad de sus acciones sobre un enemigo exterior. El material de que han sido construidas es tapial  , formado por cal, arena y guijarros, un tipo de construcción característico durante los siglos XII y XIII de los alarifes andalusíes y magrebíes y que con el tiempo se va endureciendo de manera notable. Las murallas se iban levantando a base de cajas de tapial, de unos 2,25 metros de largo y 0,85 de alto, hasta formar muros de unos 2 metros de ancho. Los almohades introdujeron los ladrillos que se pueden observar colocados, en dos filas separadas entre sí, por debajo del adarve de las torres.


- La Muralla de los Jardines del Valle. 

El tramo de la muralla que unía la Ronda de Capuchinos con lo que hoy son los Jardines de Murillo y del que sólo se ha conservado un lienzo en los Jardines del Valle, habiendo desaparecido las cinco puertas que había en este recorrido .

La Muralla de los Jardines del Valle es, con una longitud de unos 250-260 metros, el otro gran lienzo de muralla conservado en Sevilla. Se construyó durante las obras de mejora y ampliación del cerco defensivo realizado por los almorávides entre los años 1133 y 1134. De construcción similar a las Murallas de la Macarena mediante cajones de tapial, tienen un ancho de 1,90 metros y pueden parecer más bajas de lo que en realidad eran, debido a que el nivel del terreno ha subido bastante a lo largo de los siglos, encontrándose parte del paramento enterrado y habiendo desaparecido la barbacana. Este tramo de muralla, con forma de L, ha conservado, en diferente estado, varios torreones, destacando los dos situados en el tramo más largo de la L (Noroeste). Presentan una separación entre sí de unos 40 ó 50 metros y tienen características casi idénticas a los de la Muralla de la Macarena: son rectangulares, tienen un ancho de unos 4 metros, sobresalen de la muralla otros 4,5 metros y tienen la típica doble faja de ladrillos de los torreones almohades. Hasta la altura del adarve, eran macizos, y a partir de ahí, tenían un segundo cuerpo abovedado por el que se accedía, a través de una escalera, hasta la azotea protegida con almenas. Su recorrido comienza cerca de la entrada a los Jardines del Valle, en la Calle María Auxiliadora (antigua entrada al Colegio del Sagrado Corazón), continúa en paralelo a la Calle Sol unos 80 metros para girar entonces al Norte y perderse, tras otros 180 metros de trayecto, entre los muros de las casas allí existentes.


El muro se ha mantenido a lo largo de los siglos al actuar, primero, como cerca del huerto existente en el Convento del Valle, fundado por la Orden Franciscana en el siglo XV y desaparecido en 1757, cuando en su lugar se construyó la conocida como Fábrica del Salitre. Posteriormente, en el siglo XIX, al construirse el Colegio del Sagrado Corazón en 1866, el que había sido huerto de los franciscanos pasó a ser jardín del colegio, permaneciendo como tal hasta la desaparición del mismo, en 1975, momento en que fue vendido a una inmobiliaria. A partir de entonces, el jardín, y con él la muralla, parecían destinados a convertirse en un conjunto de viviendas. Sin embargo, el Ayuntamiento logró cambiar dichos planes, y en el año 2010, tras un tiempo de abandono, el espacio fue recuperado para uso público con el nombre de Jardines del Valle. Las murallas han sido restauradas recientemente y presentan en la actualidad, a pesar de la desaparición de diferentes elementos a lo largo del tiempo, un excelente estado de conservación.-

Paño de muralla en la Calle Puñonrostro (Puerta Osario), tras unas obras realizadas aparece un tramo oculto con dos almenas pertenecientes a este acceso de la ciudad.

 

 

Paño muralla en Menéndez Pelayo


Por Menéndez y Pelayo al lado de la farmacia Fombuena entre ésta y la calle Tintes ha aparecido un paño de muralla que se ha dejado limpio, en el cual se pueden ver (malamente) los sillares en un callejoncito sin salida que hay justo frente por frente del Muro de los Navarros.

- Murallas que aún quedan En las inmediaciones del Alcázar en el Barrio Santa Cruz (antigua Judería)


- La muralla judía oculta bajo la calle Mateos Gago en Sevilla


E
n 1989, las obras en la calle Mateos Gago desvelaron que, justo por en medio de la calzada (en el tramo que va de Mesón del Moro a Fabiola), se encontraba sepultada parte de la antigua muralla judía. Aquel muro que aislaba a los hebreos del resto de la ciudad fue construido en el siglo XIII por orden del rey Fernando III.

 

- Tramo en calle Fabiola.  Formaban parte de una muralla interior, que separaba la judería


(Barrio de San Bartolomé) de la zona cristiana. En la Calle Fabiola, inmediatamente antes de su bifurcación en las calles Aire y Federico Rubio, se encuentra un trozo de la Muralla de la Judería, toda ella construida de tapial. Las piedras redondas que se ven en su parte inferior son ruedas de molino situadas ahí para evitar los daños al muro provocados con los ejes de las ruedas de los carros o carruajes. El objeto de la construcción de esta división interna de un barrio de la ciudad tiene diferentes motivaciones o justificaciones, bien como decisión de los propios judíos para mantener su identidad, o bien como una protección suplementaria de los mismos por los frecuentes ataques, incluyendo matanzas, que solían padecer, logrando con ello, sin embargo, lo que a veces era el mismo fin perseguido, tener a la comunidad judía apartada del resto de la población, a la vez que perfectamente localizada.
Podemos observar como su parte baja está protegida de los cubos de los carros por piedras de molino.

Los límites del gueto 

La Judería se extendía por Santa Cruz y San Bartolomé, delimitada por las propias murallas de la ciudad y un muro que se construyó para aislar completamente este barrio, al que se accedía por dos puertas: una que había en Mateos Gago y la Puerta de la Carne, que daba justo a un prado conocido como el del Espantaperros.

La riqueza de la aljama era enorme: palacios, sinagogas, mercados…de aquella Judería ya casi no se conserva nada, salvo la muralla enterrada en Mateos Gago o el muro de la calle Fabiola y que perteneció a aquel cerco.


El muro enlazaba con el de la Alcazaba y proseguía por la calle Rodrigo Caro hasta Mateos Gago. En Mesón del Moro existía una puerta interior que llegaba hasta Fabiola. Continuaba por Federico Rubio hasta la parte trasera del convento de Madre de Dios, doblaba hasta San Nicolás -donde estaba la Azuzaica (zoco) y seguía por Conde de Ibarra, las Mercedarias, Vidrio, Armenta y Tintes.

Una Judería que es uno de los principales atractivos turísticos de Sevilla y que sigue conservando ese sobrenombre más de cinco siglos después de que los cristianos terminaran expulsándolos en 1492.

  • Murallas exteriores del Alcázar

Muralla del Callejón del Agua. Siglos XII-XIII.


En la Plaza Alfaro, encontramos el inicio de la Muralla del Callejón del Agua, el trozo mejor conservado del tramo de muralla antes mencionado, donde también son visibles las antiguas tuberías cerámicas de agua. En una placa allí existente podemos leer:

"MURALLA DE LA CIUDAD DE EPOCA ISLAMICA (S.XI-XII), QUE CONTIENE LAS CONDUCCIONES QUE EN PERIODO CRISTIANO SUMINISTRABAN AGUA AL REAL ALCAZAR Y A LA CIUDAD".

Este tramo del antiguo muro protector tiene una longitud de unos 130 metros de largo, está igualmente construido de tapial y ha conservado el adarve y las almenas, viéndose al principio del mismo, junto a la esquina que hace este callejón con la Calle Antonio el Bailarín, el primero de los varios torreones con que cuenta. Es de planta cuadrada, con la doble faja de ladrillos almohade y el acceso hasta la azotea almenada se realiza desde un segundo cuerpo levantado desde la altura del adarve, todo ello características muy similares a las de los torreones que hemos vistos hasta ahora. Más adelante, a unos 45 ó 50 metros, y también visible en la fotografía que adjuntamos, se ve un segundo torreón, sin almenas y recrecido en altura. Más adelante, a unos 40 metros aproximadamente, cerca del Callejón Justino de Neve, aparecen, parcialmente ocultos por la vegetación, lo que podrían ser los restos de otro torreón, tras lo cual sólo nos queda llegar hasta el final de este callejón, en donde hace esquina con la Calle Vida, lugar en el que parcialmente tapado por las construcciones a él adosadas se encuentra la última de las torrecillas de este trozo amurallado.

  • Tramo de muralla del Alcázar en el Paseo Catalina de Ribera




Desde la misma Plaza Alfaro, mencionada antes, podemos coger por la Calle de Antonio el Bailarín, en vez de por el Callejón del Agua, y, dirigiéndonos hacia al Paseo de Catalina de Ribera, tendremos a la derecha de nosotros la cerca que rodea el Alcázar por la parte Noreste del Jardín de Valle-Inclán, que continúa por el

lado Este del Jardín de los Poetas, y que finaliza en la esquina Suroeste del Jardín de los Pintores, tras haber cerrado, por el Sur, el Jardín Inglés. D
icho cercado no debemos de confundirlo con las antiguas murallas de la ciudad o de Alcázar ya que ésta que acabamos de recorrer fue construida a principios del siglo XX, contando en su recorrido, por el Paseo de Catalina de Ribera, con dos dignas portadas igualmente construidas en dicho siglo.

 

- En los Jardines de Murillo, en su lateral Noroeste, quedan en pie, en diferentes estados de conservación, varios lienzos de muralla y dos torreones que formaban parte, junto a los existentes en el Callejón del Agua , de la muralla que se extendía entre la Puerta de la Carne y el Postigo del Alcázar. Si entramos desde la Plaza de los Refinadores hasta este antiguo huerto de los Reales Alcázares, veremos junto a la puerta de entrada el comienzo de un trozo de la muralla en el que se pueden observar las conducciones cerámicas de agua que trascurrían por su interior.

Torre de los Jardines de Murillo.

Una vez dentro de los jardines, junto al anterior muro, aparece la primera torre, de la que ha desaparecido todo el cuerpo superior abovedado que se levantaba desde el nivel del adarve de la muralla y por el que se llegaba a la ya inexistente azotea. Presenta la particularidad de que lo que había sido el cuerpo inferior, macizo y construido exclusivamente de tapial en los cercanos torreones de la Muralla de los Jardines del Valle, aquí está encintado, en cada una de sus tres caras, con sendos paramentos de ladrillo, de los que ha perdido importantes cantidades. 

 A unos 40 ó 50 metros, y tras atravesar la Calle Nicolás Antonio, aparece el otro torreón, desprovisto de almenas y con lo que parecen dos nuevas plantas añadidas a partir de la altura de la antigua azotea. En su fachada principal, presenta, sobre un mismo eje vertical central, diferentes elementos a la altura de cada uno de los cuatro cuerpos con que ahora cuenta; un escudo en el inferior y tres vanos, uno pequeño y cuadrado a la altura del antiguo adarve y otros dos rematados con arcos de medio punto, correspondientes, quizás, a las nuevas alturas.

- Paño de muralla en calle San Fernado

Las últimas excavaciones realizadas en el 2004 confirman los planos históticos.La muralla estaba situada en el eje central de la actual calle San Fernando, flanqueada por 6 torres y separada del cauce del arroyo por una barbacana con un foso defensivo. En 1868, es derribado el lienzo de muralla.

En el proceso de excavación se ha recuperado en la práctica totalidad el alzado de la barbacana, muralla y una de las torres. En el caso de la barbacana, de 1,35 metros de ancha y conservada en una altura de más de 2,5 metros, se ha constatado la perfecta conservación de su cara interna. En cambio la cara externa de la barbacana tiene una acusada erosión producida por las periódicas avenidas del Tagarete. corría en paralelo a esta barbacana hasta su desembocadura en el Guadalquivir, próxima a la Torre del Oro. 

En la misma calle aún nos quedan las murallas interiores del Alcázar oculto por la hilera de casas del lado derecho de la calle san Fernando, puede contemplarse perfectamente desde el Jardín Inglés del Alcázar o si entras al fondo de algún restaurante.




- Los muros que protegen el Alcázar son los restos más antiguos que se conservan de la época islámica correspondientes al periodo califal del siglo X.

 Tramo de muralla en Puerta de los Leones. 

Una vez situados junto al tramo de muralla que se puede ver desde la torre de Cilla, es el paño situado a la izquierda de la entrada de la Puerta del León, llamada así por el León existente sobre la misma, colocado allí en honor a los reyes castellano-leoneses. El lienzo sobre el que se abre es parte de los restos de la muralla del palacio, construido por los reyes abbaditas en el siglo XI, conocido como de Al-Qasr al-Muwarak, o Alcázar de la Bendición, y por tanto más moderno que el lienzo de la Dar al-Imara. Ambas murallas se diferencian claramente en la mayor calidad y fortaleza de la más antigua, levantada reutilizando, al menos en parte, antiguos sillares romanos, frente a la más moderna, en que se combinan los sillares con el ladrillo. No obstante, en las dos se ve perfectamente el recrecimiento efectuado con ladrillo durante la época almohade, así como las dos franjas de idéntico material, típicas en sus torres y situadas por debajo de las almenas.

  • Muralla de la antigua Dar al-Imara.Puerta de Herradura. Siglo XI

La muralla que ha quedado de la antigua Dar al-Imara se extiende a lo largo de la Calle Joaquín Romero Murube, pasando por la Puerta del Patio de Banderas, hasta llegar a una antigua doble Puerta de Herradura, hoy cegada y que, protegida entre dos torres, formaba parte, al parecer, de un antiguo castillete ahí construido en el siglo XI durante la ampliación que dio lugar al Recinto II. Esta última muralla continúa por la Calle Rodrigo Caro hasta llegar a la Torre del Agua, junto al Portillo del Alcázar..

En este punto continuaba el recinto fortificado con la muralla construida durante la ampliación del Recinto IV y que se extendía hasta donde hoy finaliza la Galería de Grutescos, la cual se construyó sobre ella y es seguramente el motivo por el que se ha conservado esta muralla medieval. En la unión entre ambos muros se levanta hoy la Puerta de Marchena


- Tramo de muralla interior en Plaza del Cabildo. 

En la Plaza del Cabildo, cerrando dicho espacio y enfrente de un moderno edificio, se encuentra un lienzo de la muralla de unos 80 metros de largo construido con tapial y que formaría parte de la alcazaba allí existente.

El muro ha conservado el adarve y las almenas y cuenta aún con un torreón que, al haber perdido parte de su cuerpo superior y encontrarse al otro lado del muro, no es visible desde la plaza.

 

  • Paño de la muralla C/ San Gregorio S XII

El lienzo de la Muralla de la Calle San Gregorio, situado perpendicular a ésta, forma parte del conocido como Recinto III de los Reales Alcázares, una ampliación del mismo realizada a mediados del siglo XII por los conquistadores almohades, al convertir el Alcázar en una alcazaba (La alcazaba se diferencia del alcázar en que la alcazaba era un recinto amplio y fortificado que servía como centro de la ciudad. Mientras que alcázar era un castillo o palacio donde vivía el príncipe o aristócrata. Este palacio podría estar dentro de la alcazaba o en otro lugar) que duplicó las dos hectáreas de superficie que hasta entonces aquel ocupaba. Dicho recinto lo hemos señalado en el plano con líneas moradas.

Su construcción se realizó a base de cajones de tapial, no encintados, compuesto por arcilla de color anaranjado, cal y zahorra (la zahorra, material que se compone por áridos no triturados obtenidos de graveras o depósitos naturales y de tamaños muy diversos. Con este elemento se consigue una compacidad elevada) no obstante, en este tramo, la mitad superior, quizás aumentó de altura para aumentar su defensa, es de ladrillo.

  • Paño de muralla en el Arco de la Plata. Siglo XIII

El Arco de la Plata, también conocido como Arco de Mañara, o Postigo de Abd-El Aziz, formaba parte de la muralla interior que delimitaba el Alcázar dentro de la ciudad, siendo aún visible, por encima de sí, las almenas del paño de muralla del que formaba parte. Está datado en el siglo XIII, el mismo siglo, alrededor de 1220, en que se construyeron la Torre del Oro. Su construcción se realizó con ladrillo y aún conserva el arco de herradura original, inserto dentro de un alfiz, a pesar de las modificaciones de que fue objeto durante el siglo XIV, cuando se construyó la bóveda gótica (de crucero y nervios ojivales) de su interior, la cual ha permanecido oculta por un falso techo.

En el año 1985, fue declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento.


  • Lienzos al lado del Postigo del Carbón y Torre de la Plata. 

    Al lado de la Torre de la Plata, donde confluyen la Calle Santander (antigua Calle del Carbón) y la Calle Temprado, estaba el Postigo del Carbón, del cual podemos ver todavía los restos de muralla del lienzo contiguo de donde se encontraba. Hace no muchos años, con la construcción primero del edificio Helvetia (entonces Previsión Española) en el Paseo de Colón y el derribo más tarde del Garaje Torre del Oro de la calle Santander, quedó a la vista un buen tramo de muralla que, junto a la Torre de la Plata, fue restaurada, quedando ambas en buen estado, dentro de estas murallas parece que estaba el


    palacio de Abu Hafs

    La antigua muralla de Sevilla continuaba rodeaba la parte trasera de la Casa de la Moneda, se unía en la calle Santander a la Torre de la Plata  y seguía hasta la Torre del Oro. 


  • Tramo entre edificios c/Zaragoza.

     

    Paño muralla en Plaza Moviedro

    Ha aparecido un lienzo de muralla almohade en Plaza Moviedro y Castelar La creencia hasta ahora ha sido que tras el derribo de las puertas de la ciudad también se echaron abajo trozos de la muralla cercanos, pero no fue así. Cuando la muralla perdió su carácter militar y de defensa, las construcciones civiles fueron adosándose a la muralla tanto por su parte externa como por su parte interna. Al estar embutida en el caserío fue lo que precisamente salvó parte de la muralla. Los restos de lienzo de unos 22 metros de longitud y con parte de las almenas se pueden ver hoy en los números impares de la calle Castelar y en las propiedades de las casas 1,2,3 y 4 de Plaza Molviedro. Igualmente la sorpresa es la conservación de una torre cuadrangular completa incluso con cámara interior que se puede ver a través del acceso de la casa 4 de la Plaza de Moviedro.


  • Resto de muralla en la Puerta Real Tramo en c/Goles (zona Puerta Real)


    En la
     antigua Puerta Real, en la confluencia con la calle San Laureano nos encontramos con paño de muralla. En 1995 se restauraron junto con la lápida conmemorativa de la construcción de la Puerta real

     En la Calle Goles encontramos un trozo de la antigua muralla de la ciudad que recorría la actual calle Goles y que unía la Puerta Real (en la actual calle Alfonso XII) con la Puerta de San Juan, no se encuentra en muy buen estado este lienzo de origen almohade.

                         

    

TORRES

 

En cuanto a las torres se conservan numerosos vestigios de aquel complejo defensivo que superaba los ciento cincuenta baluartes desde los que se observaba y protegía la ciudad.

       

  •  Torre de la plata

    Es una torre almohade de planta octogonal que se empezó a construir en el siglo XII y se terminó en el XIII. Tiene una planta baja, y encima una planta principal a la que se subía por una escalera ya desaparecida. Por esta planta se accedía a la cubierta superior cerrada por un antepecho almenado. Bajo la torre hay un aljibe para recoger agua. Debe su nombre al encalado que seguramente la cubría.

    Está situada en la calle Santander y estaba unida por un paño de la muralla a la Torre del Oro.

    Cuando Fernando III conquistó  Sevilla la llamaron Torre de la Victoria. En tiempos de Alfonso X fue conocida como Torre de los Azacanes. 

    En el siglo XVII quedó casi oculta porque creció a su alrededor el llamado Corral de las Herrerías, donde se construyeron unas viviendas proyectadas por el arquitecto italiano Vermondo de Resta para alojar a una población de bajo poder adquisitivo y que trabajaban en las industrias próximas dedicadas al carbón y al hierro.

     

    En 1868 quedó aislada de la Torre del Oro al derribarse el paño de muralla que las unía y empezó su declive y abandono. Sirvió de refugio de indigentes.

    Fue restaurada en parte en 1992, con motivo de la Exposición Universal. Se derribó el Garaje Torre del Oro que fue sustituido por un aparcamiento al aire libre, lo que permite ver de cerca esta torre. 
    En uno de sus laterales hay un pequeño azulejo dedicado a la Virgen del Carmen, patrona de los marineros.
    Esta torre sigue en bastante mal estado de conservación, sin ser totalmente restaurada, a pesar de que había un proyecto para su arreglo y el acondicionamiento de los terrenos circundantes como jardines.

    - Torre de Bronce 

    Esta torre almohade fue anterior a la Torre del Oro, ya que se construyó entre finales del siglo XI y principios del XII.

    Fue descubierta en 2012 durante las obras de adecuación de un restaurante en la calle Santander nº 1, en cuyo interior se conservan y se pueden ver los restos. El arqueólogo D. Gregorio Manuel Mora dirigió los trabajos para sacarlos a la luz.

    Está justo a la altura de lo que en el Renacimiento fue "La Casa del Tesorero", lugar en el que este funcionario real hacía el recuento de riquezas de "La Casa de la Moneda".

    La torre estaba insertada en la ampliación que se hizo de la muralla del Alcázar para defender el río, en línea con la Torre del Oro y la Torre de la Plata, donde se hizo una especie de recinto defensivo (alcazaba).

    Es una torre de planta cuadrada construida con argamasa compactada y cubierta por fuera con sillares y ladrillos, típicos del periodo almohade.

    La primera cámara es sólida y no tiene acceso, ya que su única entrada estaba en la zona de la muralla por donde los vigilantes hacían las rondas.

    Está prácticamente partida por la mitad, pero desde el exterior se ven las trompas características de las torres almohades.

     Es la tercera en línea recta desde el río en dirección a la Giralda.

    Era una torre albarrana (construcción defensiva situada fuera de la muralla principal, y conectada a ella por otra muralla secundaria o corachas. Servían como puestos avanzados de observación y defensa). Estaba en un punto estratégico por su proximidad al río. 


     

    Se la llamó "Torre de Bronce" por su posición en línea con la del Oro y la de la Plata, ya que esta torre no estaba documentada y, por lo tanto, carecía de nombre.

     
  • LA TORRE DE ABDE ALZIZ

    La Torre de Abde alziz es una torre almohade de forma hexagonal.Era uno de los vértices de la muralla que conectaba con la torre dela plata y con el postigo del carbón continuando hacia el Oeste hasta la torre del Oro.Se supo que la torre de Abde laziz formó parte del proceso de ampliación milita y defensiva que sufrió el Alcázar  de Sevilla, por lo que se cree que debió construirse a mediados del siglo XII  .
          

    Torre de Cilla en la C/Santo Tomás.  

     Esta torre almohade se encuentra en el número 5 de la calle Santo Tomás, adosada al edificio llamado "Cilla del Cabildo", que era el almacén de granos para los diezmos al servicio de la Iglesia.

     
    El edificio fue construido en1770 por Pedro de Silva. Dentro de él se integra un tramo de la muralla interna de la ciudad, que iba desde el Alcázar a la Torre de Abd-el-Aziz.
    La Torre Cilla es la primera de las cinco torres de dicha muralla. Sus lados parecen ir aumentando de número conforme nos acercamos al río. Esta tiene cuatro lados, y la última, la Torre del Oro tiene doce.
     


    Torre Blanca, siglos XII-XIII.

     Es una torre defensiva fortificada de origen almohade. Se construyó entre los siglos XII y XIII en la zona norte de la ciudad, formando parte de las defensas del tramo de muralla que unía la Puerta de la Macarena y la Puerta de Córdoba. Está situada frente al Hotel Macarena.

    Es de planta octogonal y fue construida con argamasa y ladrillos. Estaba pintada de blanco, de ahí su nombre. Es la de mayor tamaño de las torres de la muralla que rodea la ciudad.  Construida en su mayor parte de tapial, el cuerpo superior de su lateral Sur (la parte trasera) es de ladrillo y se encuentra abierto por cuatro vanos rectangulares rematados con arcos de medio punto, dos en cada planta. Igualmente, en sus laterales Este y Oeste, tiene otros dos vanos, también con idéntico arco, uno en cada piso, siendo los inferiores la única vía de acceso a la torre, a la que se llegaba desde el adarve.
    Aunque fue derribada parcialmente durante la Revolución  de 1868, es la única que conserva su paño de muralla.
    También es conocida como "Torre de la tía Tomasa", porque durante un tiempo sirvió de refugio a indigentes y a personas de poco recursos, y la tía Tomasa fue una de ellas, ya que vivió en la torre, durante un tiempo, en el siglo XIX.
    Cuenta una leyenda que también fue refugio del diablo Rascarrabia, que se transformaba en mono y emitía unos aullidos que asustaban a la gente del barrio. 
    Otro famoso habitante fue el duende Narilargo, que recorría todas las noches el adarve (camino situado en la parte alta de las murallas) y lanzaba piedras a todo el que pasaba por allí. 
     
    Y otras serie de torres que aún quedan como las que hay cerca de la plaza de Santa Cruz, en la parte de al fondo de los Jardines de Murillo y las torres de las murallas del Alcázar, las torres por los jardines del Valle... que hemos visto anteriormente junto con las murallas que aún quedan.
     

Tras la conquista cristiana, las murallas dejaron de tener sentido defensivo desde el punto de vista bélico, pero no como protección frente a las sucesivas riadas.

Posteriormente  Sevilla vivió en el año 1868 la decisión urbanística más relevante de su historia debido al crecimiento de la ciudad: derribar la muralla almohade y las puertas levantadas en el siglo XII en pro de la expansión de la ciudad y la permeabilidad del centro al tráfico rodado. En contra, los sevillanos perdieron el que probablemente fuese el mayor monumento que tendría hoy la ciudad.

 






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