EL POSTIGO DEL ACEITE

 Es uno de los tres únicos accesos de la muralla de Sevilla que se conservan. Está en el barrio del Arenal, en la zona del antiguo Puerto de Indias, entre las calles Dos de Mayo, Arfe y Almirantazgo, lindando con las Reales Atarazanas.

Se construyó en el año 1107, en tiempos de Ben Yusuf. Los musulmanes lo llamaban "Bab-al-Quatay" (puerta de barcos), debido a su proximidad a las atarazanas, donde se construian las naves. 

Tras la Reconquista se la llamó "Puerta de la alfóndiga del azeite"; desde el año 1255 se conoció como "Puerta de la aceituna" , y a partir de 1402 "Puerta del aceite", ya que era por donde entraban estos productos  en la ciudad. También se le conoció como "Postigo de las Atarazanas". 

La primitiva puerta se cree que estaba enmarcada por dos torres y un postigo acodado que desapareció en el siglo XIII cuando se construyeron las atarazanas.

 
 
 
En 1571, el Cabildo de la ciudad propuso la reforma de la puerta para ampliar el arco de entrada, estrangulado por las dos torres que la protegían, y para consolidarla por el estado de ruina que presentaba. El proyecto se encargó a Benvenuto Tortello, por entonces maestro mayor de obras del Ayuntamiento. Se terminó la obra en 1573 siendo alcalde de la ciudad el Conde de Barajas. El arco se ensanchó, y las torres fueron recortadas en sus esquinas por el lado del interior de la ciudad. Estas torres cuentan con una cámara abovedada en el cuerpo superior , que se utilizan como viviendas.

 

En el interior, sobre el arco, hay una representación , en piedra labrada, de San Fernando con los obispos San Isidoro y San Leandro, rematando el conjunto una especie de frontón con cabeza de ángel en el tímpano y
jarrones con flores El conjunto se remata con merlones de capuchón. Es el escudo de armas de la ciudad, y se atribuye a Juan Bautista Vázquez, el Viejo, que por esa época vivía en las cámaras de la bóveda del Postigo.  Debajo, una lápida da fe de la reforma de Tortello.

 

Se prolongó la bóveda hasta la planta rectangular que hoy presenta, y se colocaron dos carriles o rieles  donde se ponían unos tablones que servían para cortar el paso, tanto a personas y animales, como para frenar las inundaciones que producían las crecidas del rio.
Dentro, en el costado derecho, hay una pequeña capilla (siglo XVIII) con un retablo barroco y una imagen de la Inmaculada Concepción atribuida a Pedro Roldán. Se la conoce como la Virgencita del Postigo o la Pura y Limpia. Está en permanente exposición para los devotos gracias a una cancela acristalada que se puso a mediados del siglo XX. Esta Virgen presidió en 1993 la Statio Orbi, y ante ella se arrodilló el Papa Juan Pablo II.

 

En el interior hay una lápida de 1753 dónde el arzobispo Salcedo concede indulgencia a quien rece a la Pura y Limpia Concepción.

 

Por fuera del arco, desde la calle Dos de Mayo , a la derecha , hay un magnífico azulejo de la Piedad del Baratillo, con el Cristo de la Misericordia, de los años 40 del siglo XX, obra de Alfonso Chaves. Este Cristo fue el primero en procesionar por esta zona durante  la Semana Santa.



Por esta parte del Arenal, el Postigo está adosado con las Atarazanas. Esta fachada está muy modificada (desde el siglo XVI), Presenta un gran vano escarzano apoyado en una pilastra, flanqueado por otra pilastra en el lado derecho, ya que en el izquierdo se funde con las Atarazanas. Sobre el vano hay 3 medios pilares rematados en bolas unidos por dos antepechos cóncavos. La puerta está pintada de blanco por el lado de la ciudad, y color albero en el interior del vano.

Las puertas y postigos de Sevilla eran de propiedad privada, al menos desde 1588, cuando  Fernando Enríquez de Ribera, Duque de Medinaceli, compró el alguacilazgo mayor de Sevilla por 160.000 ducados, teniendo desde entonces derechos sobre ellas, y cobrando tasas por su utilización para la entrada y salida de productos. 

Cuando en 1866, el Ayuntamiento acordó el derribo del Postigo del Aceite, se dirigió al Duque, ordenándole el desalojo de la vivienda existente en la parte alta del Postigo de su propiedad. El Duque se negó a cumplir el mandato municipal y entró en pleito hasta lograr el aplazamiento de dicho derribo. Una demora que se hizo eterna. Por esto el Postigo sigue en pie, gracias a Luis Tomás Fernández de Córdoba y Ponce de León, Duque de Medinaceli.


Por el entorno arquitectónico y la estrechez, es uno de los puntos favoritos de los cofrades para ver pasar las cofradías en la Semana Santa. 

El Lunes Santo de 1999 falleció ahí un costalero de un infarto al grito de " Al cielo con El ".

  


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